Política Universitaria

Defensa y Recuperación de la
Educación Pública, Democratización
de la U y La Reforma Universitaria.


A partir de la década de los 90, la política de los comunistas en el terreno universitario ha cursado a partir de tres ideas fuerzas: Defensa, Democratización y Reforma, las que emanaron de un estudio acucioso (científico) de la realidad y contradicciones que cursaban al interior de la Educación Superior, concluyendo que, el carácter público de la universidad se encuentra seriamente amenazado por la privatización implícita que conlleva la extensión de las relaciones de mercado a la educación superior.

En este contexto, el énfasis estuvo en la defensa de la educación superior pública, y la denuncia de la crisis en la que se encuentra el Sistema Nacional de Educación Superior (SNES), deteniendo en su momento la implementación de las políticas más desalmadas en cuanto a la privatización de las universidades.

La democratización nos debe permitir una nueva repartición del poder al interior de la universidad. Y esto es absolutamente relevante, si pensamos que desde este espacio de disputa ideológica (como son las universidades), podemos provocar el copamiento ideológico de las ideas de izquierda en cuanto a la concepción de universidad, su papel en el desarrollo nacional, y la generación de un programa de país alternativo. La redistribución del poder al interior de cada universidad, para los comunistas implica que todos aquellos estamentos que permiten la vida de la universidad (académicos, funcionarios y estudiantes) deben participar del gobierno universitario, es decir, deben participar de la generación y discusión del proyecto estratégico. Ahora bien como la universidad es un ente productor y transmisor de conocimientos, no todos los estamentos se involucran de igual manera en este proceso, de ahí que la participación de ellos no la concebimos como igualitaria en término de representaciones.

Dentro del proceso de democratización de la Universidad, se encuentra el aporte que ésta hace a los procesos de democratización del país, a partir, no sólo del copamiento ideológico que se facilita con la presencia de la izquierda en el gobierno universitario, sino también en la capacidad que tengamos de implementar un proyecto democrático de universidad, donde se conciba a la Investigación y la Extensión al servicio del desarrollo nacional.

Por otro lado, la democratización no sólo se implementa en el gobierno de la universidad, sino que debemos democratizar el acceso al sistema de la Educación Superior que significa que todos los sectores de la sociedad puedan ingresar a éste, y eso pasa por readecuar los mecanismos de ingreso al sistema (PSU), como por asegurar la mantención del estudiante en la universidad (Arancel Diferenciado y Becas de mantención).

Específicamente, la democratización de la Universidad debe ser encabezada por los sectores progresistas y más conscientes de la comunidad universitaria, donde el rol de la organización estudiantil es fundamental.

La educación superior es un espacio de poder ideológico-cultural, un campo de lucha donde se pueden apreciar dinámicas propias que rigen su vida y la lucha de clases también se manifiesta en ellas, siendo la contradicción principal neoliberalismo versus democracia el eje que ordena los distintos proyectos de universidad.

A propósito de los candados de la dictadura, como lo es la aplicación del sistema binominal como forma de exclusión política de los sectores populares. La democratización de la universidad puede avanzar a ritmos más acelerados que el resto de la sociedad. El desarrollo de un proceso de estas características en las universidades se constituye en un aporte a la democratización del estado y de la sociedad, transformándose la universidad en un foco de crítica y alternativa al neoliberalismo. Reivindicar el papel de agente democratizador que desempeña la universidad no es un tema nuevo, ya que históricamente las universidades públicas y en especial las estatales, han realizado una destacada contribución al desarrollo nacional a través de los profesionales que forma, por los aportes en investigación científica y tecnológica, como vehículo de movilidad social, sólo por nombrar algunos de las actividades más relevantes.

De la consideración de los elementos de análisis planteados anteriormente se puede deducir la importancia que tiene para el avance de la Revolución Democrática en nuestro país el desarrollo de la política de defensa, democratización reforma. La principal fuerza existente en las universidades que puede impulsar la democratización la constituyen los estudiantes, por tanto, es una tarea política de máxima relevancia la constitución de un movimiento estudiantil activo y con propuesta.

Para los comunistas la Reforma implica expandir el sistema de Educación Público Superior, para servir de base y estar al servicio de un Proyecto de Desarrollo Nacional. Este Proyecto pretende impulsar una reindustrialización del país a través de la implementación de una segunda fase exportadora, que nos permita una nueva incorporación de Chile a la economía mundial, donde no exportemos sólo materias primas. Esto aspira a lograr que nuestra economía sea más sólida y no dependa de los vaivenes del mercado mundial. Se propone una redistribución del ingreso nacional, para dar solución a los principales problemas sociales que afectan a los trabajadores y al pueblo, así como integrar principios que permitan un desarrollo armónico y sustentable desde un punto de vista tanto racional como planificado de los recursos humanos y naturales. Nuestra apuesta política para un nuevo modelo de desarrollo pasa por asignar al Estado y a los trabajadores un rol fundamental en la acumulación de capital que nos permita reindustrializar e insertarnos de una manera distinta en el mercado con un uso mucho más “democrático” y racional de nuestras ventajas comparativas, que nos llevaran a ofrecer mercancías con alto valor agregado y por ende un fuerte retorno.

Cómo se inserta la ES (educación superior) en la implementación de la segunda fase exportadora:
En la ES está radicada materialmente la capacidad de investigación y desarrollo de procesos productivos como también proponer formas en estas y de estas.

La capacidad planificadora y ejecutora de los procesos solo se pueden formar en la E.S.

Concebimos la ES como un todo articulado, en el que sus distintos niveles corresponden a la especificidad de las necesidades expresadas estas tanto a nivel del Estado central, como en la región o en la comuna. El Estado debe ser directriz en cuanto a plantear líneas prioritarias para la formación académica de los futuros profesionales y los ámbitos de investigación. El financiamiento directo para la mantención de infraestructuras y crecimiento de ésta, debe ser responsabilidad directa del Estado. La coherencia de los planes de desarrollo será un índice válido a la hora de otorgar recursos.

Además la conceptualización de la reforma implica la implementación práctica de nuestras ideas y propuestas para el Sistema Nacional Educación Superior. Finalmente hemos señalado que la reforma es el eje que dota de sentido estratégico a los otros dos ejes de nuestra política.



Porque estamos convencidos de que esto tiene que cambiar, compañeros, cada día es continuar!