por Hugo Espinoza y Sergio Sepúlveda
“Estamos esperando a las facultades que vienen desde Playa Ancha”, nos indicaban los dirigentes en Plaza Sotomayor de Valparaíso, donde había unas 500 personas en la nublada mañana. Poco a poco comenzaron a llegar los estudiantes, a desplegar sus carteles y colocarse máscaras de Piñera, mientras algunos vendedores ambulantes ofrecían silbidos y “paraguas” a los jóvenes.
Llega la prensa, algunas entrevistas breves a los organizadores, y finalmente comienza la marcha que convocaban tres universidades de la zona (UPLA, UV, PUCV) con unos 2000-2500 estudiantes.
Por calle Prat comienzan los gritos: “Piñera tiene tetas”, “Lavín le falta tula”, “La batuta la llevan los compañeros y no los hijos de puta”, etc. Había buen ánimo, buen marco de público y, lo que constituía lo más relevante de la jornada, la adhesión de varias Universidades. Avanzan los estudiantes y en la fila final un grupo de Carabineros, alineados, caminando con serenidad, con el típico cerco – a lo gallinero – bordeando siempre la marcha por su perímetro.
Hay ganas, eso se nota. Aunque sea un cuadro repetido para muchos, que año tras año pareciera ser lo mismo, las demandas por alto al autofinanciamiento y a las deudas millonarias que tienen que tomar los alumnos, siguen siendo honestas y sensatas. Quizás el modo no sea el correcto y el tiempo que ha pasado sin que exista un cambio verdadero es el fiel reflejo que las intenciones están, pero se está y estamos fallando en la forma de hacer y proponer el verdadero cambio.
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